viernes, 21 de marzo de 2008

Norte

Para Maori que todavía está
y para Pablo.

Ser un pirata es caminar
todas las noches por el
tablón riéndondose
de los tiburones.

Es ser un sayayin que pelea
una y otra vez por
la literatura

Desvariando, perdido
muchas veces solo
y sin comida.

La locura se presenta
en forma de mujer
y el pirata lo sabe

la busca con todas sus ansias
mientras escucha el cañoneo
de su propia embarcación.

Y reconoce con honor
que la batalla esta perdida

5 comentarios:

Pablo Rumel Espinoza dijo...

Mujer cambiaría por sirena

jejeejeej,hay,cuidado cuando una coqueta Te canta.

Alex dijo...

jaja si, pensé lo mismo luego de que lo escribí.
Y cuando esas se ponen a cantar...es terrible, casi imposible salirse de su canto.

Maori Pérez dijo...

La locura es un travesti, no una mujer. La locura tiene los referentes de una mujer, y puede hasta tener los ovarios de una mujer, pero sólo en su apelativo. En la cama es otra cosa.

Se dice mucho que la esperanza atrae a la locura. No estoy totalmente de acuerdo. Si el deseo adquierese el cuerpo de la razón, y la locura el viaje de la broma o la fragancia de la pasión racional, no veo problema. La esperanza no es el alimento de la locura; lo es la culpa.

Un gran abrazo para ambos... y ya basta de mandarnos espaldarazos por todos lados, Alex, dedícale tus poemas a las minas ricas de este mundo, o a los buenos y siempre apreciados directores de gore o de excelentes videojuegos rpg's, que es lo que cuenta para el lector.

Y Gabriela, que no hace acto de presencia?

Alex dijo...

relájate. Solo fue mi manera de decirte adios.
Y obvio que tengo poemas para esos señores.

Maori Pérez dijo...

alex, que en este momento hasta las hormigas del patio estén temblando y la canción cambie demasiado rápido para lo que soporta mi presión... nos ifnica que noiABS esté relajado.

Ahora bien.

Me parece una excelente manera de despedirte. Y por momentos me pregunto si no habrá algún alcance entre tu y alex de la iglesia. Y también sigo persiguiendo una mujer y la felicidad. Hoy una chica TERRIBLEMENTE EXCITANTE me recordó que soy joven, potente y todavía no me he muerto. Un gran abrazo y ojalá un día una esclava te haga feliz de maneras impensables para la moral cristiana.