domingo, 9 de marzo de 2008

Una llamada en el contestador.

- Hola, Rumel, te llamaba para
decirte que el error está en aceptar
que el dolor exista, para ti y para mí.
No lo aceptemos más,
ni de nosotros ni de los otros.
Atrévamonos
a que a nadie,
pero a nadie
le duela.
Lo que te quiero decir es, bueno...
¿Vivamos en el cielo ahora mismo? -.
(6.25 am)

Una niña hermosa.

Es que no me tienen paciencia,
le dijo el chavo al diablo,
y el diablo se serenó,
lo perdonó.
Porque hasta el diablo sabe
que es de sabios aprender
a detenerse.

Una vez iba en auto
a todo dar por la carretera
y me dio un súbito pánico
al ver que una niña se atravesaba
por la carretera, de noche.
Como un impulso natural, paré en seco,
lo más rápido que pude
y como alcancé a pararme, la niña
seguía intacta, y yo tuve la posibilidad
de verla viva,
quizás la niña más hermosa
que yo haya visto
en mi apurada vida.

La vida en pánico.

Tengo un regalo en mi pieza,
sobre mi cama
pero no lo quiero abrir.
Me lo regaló alguien a quien quiero
pero que me da miedo.
Últimamente todo suena
demasiado fuerte, acelerado,
los más pequeños ruidos me atemorizan
a niveles insoportables,
mientras la gente parece no entender
que el mundo sería mejor
si estuviera un poquito más quieto,
más calmado, y no me entienden,
y es por eso
que no quiero abrir el regalo. La vida
me ha demostrado su cara más violenta,
me ha hecho esperar asustado
su más inesperado terror.
Sé que en la calle pasan cosas
y que en todas partes hay cosas horribles
a la espera,
a veces ni siquiera eso es necesario
para darme un susto de mierda.
Así que voy a quedarme aquí
con todas las puertas cerradas,
haciendo el menor ruido hasta
que se
pase.
La vida puede esperar,
yo quiero un mundo más quieto.

La Prensa.

La aprensión es pánico
en el País de Todos
y es pánico que se trabaja
en la Prensa de Chile,
ahí adentro están los jefes del Diario
lanzándote a por una noticia
que está hasta el otro lado de la ciudad.
Todo se mueve muy rápido
para ir resolviendo las aprensiones,
la gente habla veloz,
hay que escribir un artículo antes
de que termines de exhalar el aire.
El artículo es tu alegría,
tu satisfacción cuando ha terminado.
Por eso partes como un bólido
en un taxi que puedes pagar,
porque así es tu trabajo,
porque puedes mientras hagas tu trabajo,
y una vez que has llegado a la escena
del crimen: los rostros de tu pánico.
Allí, llevas la cuenta
en el papel, en la razón,
de nada más que las pistas de esos rostros.
¿Qué ha dejado atrás el crimen?
Observa, pregunta y anota.
Luego, el informe:
debe quedar de mayor a menor
y ser puro.
Has terminado, puedes relajarte.
(un baño de tina, un cigarrillo, un chocolate.)
Ya te tocará mañana ser el informante
de esos rostros, otra vez.
Nadie más puede hacerlo, es tu trabajo.
Pero relax,
día a día te irás labrando un nombre,
paso a paso y estarás de vuelta,
retirado y contento
de tu sabiduría y logros
en el Diario de ese entonces.

Propaganda.

Los dientes de la cajetilla de cigarros,
de pronto,
empiezan a decir
que allá donde nacieron
tienen una familia
de cajetillas con dientes grotescos,
y que para ellos son lo más hermoso
que pueda haber.
Parientes tienen muchos:
las noticias, los diarios,
los asaltos imprevistos,
los ruidos amenazantes,
la gente violenta...
Todos envueltos
en paquetes, para el goce
de la experiencia humana.
Allá en su pueblo juegan a perseguirse,
a engrupirse cajetillas de cigarrillos finos
y por las noches, frente a las estrellas,
sueñan con ser fumados por hombres jugados,
con tantas ganas de vivir
como cualquiera,
y desean que ojalá los disfrutemos,
disfrutemos su contenido
como nosotros mismos, cuando ofrecemos
nuestro corazón.

Una muñeca que me sonría.

Una vieja lame la posta de una vaca
mientras de fondo suena
la canción de moda.
Un niño busca en el cajón
una muñeca que le sonría;
la encuentra.
La muñeca se llama Sara,
le agradece la vida,
viajan los dos hacia el Norte en auto.
En la radio toca Mogwai
su último concierto en vivo.
Por la calle, Sara ríe.
Antes de quedarse dormida, dice su nombre.