jueves, 14 de febrero de 2008

Una casa para siempre

Nosotros no éramos de esa especie de cónyuges que se aburren profundamente o se insultan sin cesar, nosotros no éramos de esa especie, habíamos establecido un pacto tácito de no agresión y nos la pasábamos muy bien comentando jocosamente, todas las mañanas al despertar, los sucesos que habíamos vivido juntos el día anterior y que reflejaban la estupidez humana, la imbecilidad de los otros, nunca la nuestra que, por ese acuerdo tácito, se hallaba a salvo de nuestras viperinas voces. (...) Estar casados es comentar a dúo el mundo. (Enrique Vila-Matas, Una casa para siempre)