lunes, 31 de diciembre de 2007

ALUCINACIONES.TXT (PARTE II)


(Se celebraba el año nuevo, en algún punto del Chile relatado por Blade Brunner. Por supuesto, no todos estaban invitados a la fiesta.)


Segunda parte

Anticuerpos, de Sergio Amira, relata la historia de un agente del servicio secreto chileno, un verdadero ángel de la muerte, que fusionado con la ciudad, como si él fuera un ente panóptico que vigila y que castiga el mal, se dedica a recorrer las calles de Santiago para eliminar a los virus que la infectan, personas que por algún motivo desconocido enferman y contaminan a la ciudad devenida en cuerpo orgánico. El tiempo narrativo es isocrónico, es decir, oscila como un péndulo entre el origen del agente secreto y la caza de un joven patógeno. Más por el riesgo y la estructura del relato, que por lo anecdótico, es que podríamos afirmar que está entre los cuentos más sólidos de la antología.

Puente sobre fuego turbulento, de Toncy Dunlop. La misma autora afirma en su reseña su filiación con Faulkner (y en el mismo cuento una mención a Woolf) por lo cual podemos entender la forma peculiar de puntuación en el cuento, y sobre todo las constantes apariciones de corrientes de la conciencia, hacen de esta pieza el relato más arriesgado y experimental de la antología. Sin embargo, ocurre que adentro del mismo, con todas las oscilaciones y el drama que se nos está relatando (el de una chica que tiene relaciones con un hombre mayor) deja un sabor áspero y seco en los ojos tras su lectura. En este cuento no hay belleza, no hay poesía, y el manejo de los diálogos, de clara intención coloquial, se reducen a un lenguaje soez y plano, casi al nivel de una conversación por msn. Con esto no quiero invalidar el uso del neologismo y del lenguaje informal en la literatura, pues en ese caso tenemos joyas de la literatura, como Las aventuras de el Salusticio y el Trabuco, de Alfonso Alcalde, o más actual, La Trilogía sucia de la Habana, de Pedro Juan Gutiérrez. En fin, estaría abordando otro tema, pero en síntesis, sin contar el esperpento de Costamagna, el cuento es el más malo de la antología.

Esferas de Carey, de Luis Saavedra, tras leerlo, no pude no recordar el célebre cuento de Mauricio Wacquez, Excesos, que empieza así: Antes, ayer, yo amaba a Irene. Hasta ayer en que ella se fue, yo la amaba locamente. Y el cuento de Saavedra: Antoniette lleva un vestido largo y negro de encajes. Obviamente, no está de más decirlo, no estoy acusando ningún plagio (Paulina Wendt style), sino que aludo una suerte de diálogo que se da en ambos textos. En el cuento de Saavedra, muy onírico, lleno de paisajes e imágenes que rozan lo surreal, hay una búsqueda por una mujer esquiva, que parece estar en alguna presencia, en algún trozo de un cristal o de una esfera, y en el cuento de Wacquez, se da la recuperación imposible de la mujer, que deviene en un conmovedor travestismo (o cross-dreassing). En el caso de Esferas de Carey, la concreción de esa mujer, se volatiliza en un sueño. No comentaré más, pues se trata de un cuento que hay que leer, tratando de dejar de lado (si es que se puede) el componente racional y lógico de la lectura.

Por la tarde los niños se aburren, de Armando Rosselot, juega con la experiencia que todos (todo infante) hemos vivido cuando ingresamos al jardín, a la sala cuna o al kinder. Una historia que tiene la apariencia de ser tierna e inocente, comienza a rarificarse, pues algún orden aparente, como las cuidadoras, los niños que acompañan a la niñita recién llegada, la madre de la niñita, parecen estar metamorfoseados, por algo que puede o no puede ser siniestro. Escrito a la manera de los cuentos clásicos de ciencia-ficción (pensemos en Bradbury, en Arthur C. Clarke, en Dneprov) la epifanía, la revelación de lo oculto aparece en las últimas páginas del relato. En síntesis, un cuento poco arriesgado en lo formal, pero que sin embargo se sustenta en la pura trama, en lo relatado, como para hacerlo uno de los cuentos inolvidables de la antología.

Un Mustang P-5 1d en escala 1/72, de Tito Matamala, relata en tono paródico una persecución política en contra de los modelistas (realizadores de maquetas y miniaturas), los cuales de la noche a la mañana son considerados enemigos del Estado, y por obligación expresa deben destruir todos sus trabajos. Una historia de lo absurdo, con muchos toques humorísticos, que emparienta este relato con el Monterroso más oscuro y pesimista (Mr. Taylor, La honda de David, etc.). En el fondo es el gran respiro de la sordidez y los pasajes oscuros que abundan en la antología. Ya Borges lo decía, los mejores escritos son los que mezclan lo patético con lo humorístico.

El prisionero, de Alberto Rojas, actualiza una vieja historia chilena, de un teniente de la aviación, que por allá en 1914 salió en su máquina, y diciendo voy y vuelvo… En fin. No quisiera arruinar la sorpresa del relato, escrito con una prosa fluida y repleto de diálogos precisos, milimétricos, que hacen recordar los antiguos cuentos militares al estilo de Olegario Lazo. Sólo léanlo, y mejor aún si lo hacen viajando en avión.

Glykabiil, de Sergio Meier, me duele comentarlo. Me duele, básicamente porque tiene una prosa colorida, llena de imágenes en cada frase, preciosista, barroca. Por otra parte, tiene un gran dominio de autores, filósofos y científicos, que lo hacen un verdadero campo magnético, un sol para los escritores actuales. El problema es que sus relatos son huecos, como de escenografía de teatro. Me explico. Ya leyendo la Segunda enciclopedia de Tlön (endilgada como la primera novela steampunk chilena), uno puede notar cierto vértigo, cierto juego de ideas como los mundos virtuales, las proyecciones holográficas, el revisionismo, los mundos paralelos, pero todo esto, arrojado en un saco y pasado por batidora. Su prosa es preciosa, pero su construcción narrativa es desastrosa. Un escritor que perfectamente pudo haber estado en esta antología, y que puede tener algún parangón con Meier, es Antonio Gil (Las playas del otro mundo es una novela avant le lettre de la ciencia-ficción, pero de explayarme me desviaría del tema), ambos de prosa afinada y poética, casi podríamos decir de literatura cuántica, por la capacidad de generar el vértigo y la ilusión de la simultaneidad, rompiendo (falsamente) la cárcel de lo lineal, de la trayectoria. Sin embargo, Gil va dejando pistas, y Meier ninguna. En conclusión, saliendo de lo literario, yo ya le diría a Sergio si me lo encuentro en la calle: señor, usted debería guiarnos con un poco más de coherencia por sus textos, pues de lo contrario se corre el peligro de caer en el espantoso mar de lo ilegible, y eso conlleva a que cerremos irremediablemente de golpe la tapa de sus libros. Joyce es Joyce, evidentemente.

El barco panteonero, de Oscar Barrientos, recupera la tradición y el folclore del mito de los barcos fantasmas (en la línea del Caleuche) para entregarnos un cuento mediano, breve, con un final más o menos predecible, cosa nada de negativa, pues ya en las primeras líneas se deja respirar la sombría y tétrica aparición espectral de ese algo, que termina mutando en maravillosa extrañeza. Es de los cuentos que importa menos el desenlace que el tránsito, ese dejarse pasear por algo que vagamente des/conocemos.

Señuelo, de Soledad Véliz, debería estar dentro de la mini-antología que todo lector hace cuando lee una antología. De diez o veinte cuentos, siempre el lector preservará en la memoria cuatro o cinco relatos, o todos, en el caso de que sea Funes el memorioso. El relato podríamos adjetivarlo, no sin vana pretensión, de “cuento de hadas citadino” pero contaminado por la podredumbre de un callejón, los recuerdos falsos y un dispositivo militar que encarna a una anciana. El núcleo central, el disparador primordial del relato, se puede resumir en el siguiente problema: el Estado da a elegir a los ancianos, improductivos e inútiles para la sociedad, entre dos alternativas, la de morir indignamente en un asilo indecoroso, o la de vivir indignamente como base de datos, es decir, el cerebro utilizado para acceder a las vivencias y al conocimiento de la persona. Este dilema ético es el que se plantea la protagonista, una anciana, que decide finalmente no optar por ninguna alternativa por lo cual es expulsada de su casa. Obviamente el cuento no deviene en moralina, ni siquiera en una digresión inútil sobre la vida y la muerte, he ahí su virtud. Un cuento que parte como problema ético y termina en ensoñación, y a la vez un cuento que empieza como cuento de terror y termina como cuento de hadas. Entre esos espacios, hay una gama de colores y tonalidades.

Los que no vuelven, de Gabriel Mérida, narra, muy a la manera de los cuentos marítimos (Conrad, Stevenson, Kipling) pero de manera concentrada, menos dispersa y más fragmentaria, la melancólica historia de hombres que van navegando por un mundo que parece estar rodeado de agua (water World), y bajo ese mar un Chile enterrado, al cual se puede acceder buceando y recorrer sus calles. El cuento es reposado, con poca acción, acaso imitando la quietud de un mar calmo, que ya no es bravío, sino sobrecogedor. Un amor perdido, un barco que no se sabe muy bien quiénes lo habitan, un joven que contempla naves voladoras, hacen de este cuento un amable hermano menor de Las tres coronas del marinero, glorioso film de Raúl Ruiz.

Y para finalizar, el cuento más conmovedor de toda la antología, El Juego, de Marcelo López, que trata sobre una escuela abandonada, en medio de un Chile imposible de identificar en el tiempo, en la cual comienza a ocurrir un hecho paradójico: todo niño abandona la niñez para entrar a la adultez, pero en este caso, literalmente, los adultos están abandonando a los niños, arrojándolos a su suerte. ¿Lo hacen por obligación? ¿Alguna fuerza los traiciona y los empuja al abandono? Son las interrogantes que se barajan durante la lectura, texto que además resalta por su pureza y su hábil manejo del lenguaje, sencillo y preciso, como lo haría un Kafka. ¿El final del cuento? Abisma, hace crujir por dentro, sensibiliza de manera acorde con la pieza maestra, evitando la siempre molesta canalla sentimental.



Nota final: Agradezco la amabilidad de Alieníndigena (a.k.a.) Gabriel Mérida, por regalarme el libro a cambio de un par de cervezas que aún le debo. Yo, que pensaba que como último día del 2007 iba a cerrar mi blog con una digresión ombliguista sobre mis penurias y humillaciones y fracasos, termina de manera más sobria y afable, comentando una antología llena de cabros (y no tan cabros) talentosos o potencialmente talentosos. Si algún aludido se sintió ofendido en su honra por alguno de mis comentarios, no le pido disculpas porque todas mis apreciaciones fueron honestas. Aprovecho de avisar que este blog, conjeturalmente abierto hasta marzo de 2008, está totalmente disponible para que cualquier autor o editorial me envíe su obra, para yo, como manera de retribución, se la comente. Eso es todo, me quito el sombrero galvanizado con una reverencia hacia la nada, y aprovecho de avisarles que bajen hallucinations.mp3 (¡es gratis!). Aprovechen de bailar con su robot esta noche, y en su defecto, puedan beber mucho aceite para tuercas. ¡Salud! y ¡Feliz 2008!

domingo, 30 de diciembre de 2007

DJ RIVAS-LUCIFER PRESENTA



HALLUCINATIONS.MP3


Para que este fin de año bailes con tu robot y con todos tus lindos amiguitos.

Set list

01 - Aviador Dro- La única solución es la venganza
02 - E Nomine- E Nomine
03 - Zeraphine- I Never Want To Be Like You
04 - DeVision - Subtronic
05 - Fangoria- En otro mundo
06 - Kanatran - Nueva sangre
07- Aviador Dro- La zona Fantasma
08 - Dope Stars Inc. - infection13
09 - Illuminate- Der Sturm Fuhrt Durchs Tal
10 - Deine Lakaien - Supermarket (My Angel)
11 - Der Verfall - Der Verfall
12 - She Wants Revenge- I don't want to fall in love
13 - Black Heaven- Gebete an Gott
14 - Blutengel - Verdammnis
15 - Robotiko Rejekto- Rejekto
16 - ESC- The Robots
17- 65 Days of Static- Radio Protector

Descargar:

Parte 1

Parte 2

sábado, 29 de diciembre de 2007

ALUCINACIONES.TXT (PARTE I)


“Chilenos: un país sin ciencia-ficción, es un país sin futuro… dejemos atrás las supersticiones vampíricas del pasado y abracemos de lleno una nueva vocación androide… chilenos, todos juntos ahora: ¡cada uno a su robot!” (fin de la transmisión)

Rodrigo Fresán, Mantra. (Paráfrasis es mía)



Introducción

Si cada antología fuera simbolizada con un elemento, elegiría sin dudar el abanico, evitando además cualquier pretexto como para caer en la tautológica frase: “faltó menganito y zutanito dentro del libro”. Alucinaciones.txt es un abanico que no abarca todo el espectro de la ciencia-ficción y sus vertientes actuales, como iremos viendo más adelante, pero esta carencia está compensada por cuatro o cinco relatos que son verdaderas joyas literarias, y ya no sólo de la ciencia-ficción.

Las pretensiones de Alucinaciones.txt; una antología para el siglo XXI, son grandes, y se agradece. No peca de falsa modestia y la cantidad de autores no es nada deleznable (son 20). Ahora bien, si nos atenemos a la siguiente pregunta ¿qué hace que una antología trascienda la mera anécdota y se valide con el tiempo? Si buscamos paralelismos en Chile, una de las antologías más contundentes y arbitrarias fue la Antología de poesía chilena nueva (1935) en la cual todos los poetas aparecidos en sus páginas (Huidobro, Anguita, de Rokha, entre otros) más tarde rindieron frutos y cada uno se desenvolvió con una potente obra poética. Si buscamos en la narrativa casos paradigmáticos de grandes antologías, habría que buscar lo más cercano en Argentina (y no por ejemplo en Cuentos con walkman, de Fuguet y Gómez ), con Buenos Aires (1993) compilada por Juan Forn, en la cual, de los 16 autores seleccionados, tenemos a cinco monstruos de la narrativa actual (Pauls, Fresán, Fowfill, Aira, Piglia) sin contar a los menores (el mismo Forn, Castillo, Laiseca y Rabanal); esta antología fue una verdadera bisagra para estos autores, que ya en su país llevaban una serie de libros publicados, pero que por medio del trabajo de Forn se dieron a conocer en España y luego en el resto de Europa.

Saco todo esto a colación, pues pienso que una antología se afirma con el tiempo en base a la cantidad de autores que llegan a ser reconocidos; la principal apuesta de toda antología de autores vivos es predictiva; sólo el futuro la valida, o simplemente pasa a acumular polvo en el triste baúl de los libros guillotinados, abandonados por las ratas lectoras que han decidido emponzoñar su veneno en otras antologías y correspondencias textuales. Sin embargo, como el comentarista de este libro (o sea yo) no posee una bola de cristal ni una máquina para viajar en el tiempo, no le queda otra que regirse por los textos que se barajan en las páginas y tratar de ser lo más arbitrario y subjetivo posible en su juicio.

Al comienzo hablábamos del abanico, y ya al hacer una lectura completa del libro, reparamos en que el registro de voces se inclina, a grandes rasgos, por una ciencia-ficción de corte onírica, surrealista y poética, por un lado, y ucrónica, violenta y ciberpunk, por otro. Casos apartes los desarrollados por Sergio Meier y Jorge Baradit, que reseñaremos más adelante. El gran ausente de la fiesta, nos guste o no, fue la ciencia-ficción más dura, de corte positivista-lógico e incluso profética. Estoy pensando en la línea que representa Verne-Asimov (en occidente); extrañé las paradojas temporales, los juegos del tiempo y del espacio, las digresiones (pseudos)científicas, la figura del amable científico loco que explica como hacer materia de la nada, discusiones sobre física cuántica, etc. Esto me lleva a preguntarme ¿se cultiva este tipo de ciencia-ficción en Chile? Pregunta que no viene al caso desarrollar, pero sí al menos dejarla colgada en el aire.

Los relatos

Overflow, de Carlos Gaona, abre las páginas de Alucinaciones.txt, encontrándonos con un relato rápido, duro y efectista. La historia está ambientada en una ciudad decadente e hípertecnologizada, concentrando toda la acción y tensión del relato en un hombre que se encuentra con una Una -mujeres creadas y modificadas sólo para satisfacer deseos sexuales- pero que por determinadas circunstancias, la promesa de una noche de pasión y confidencias entre el hombre y la Una, se transforma rápidamente en una noche pesadillesca, sadomasoquista y sórdida. El cuento, tras una lectura oblicua y menos obvia, esconde un problema ético sobre los límites de la manipulación genética en el ser humano, y las nefastas consecuencias que puede acarrear la alteración de las prácticas y costumbres sexuales.

Cucharitas, de Alejandra Costamagna, es el punto más flaco de todo el libro. Yo no sé muy bien si fue escrito expresamente para la antología, o fue arrancado de una novelita surrealista o de un conjunto de prosas poéticas, pero simple y llanamente el cuento hace tambalear la antología completa; más sabio habría sido excluirlo del conjunto e introducirlo en un comercial de helados Savory o de Fruna. Pasaremos por alto pues esta falla de la antología, y no diremos nada más al respecto.

Reflejos, de Pablo Castro, en cuanto a dilema ético, se hermana al cuento de Gaona, aunque en este caso el tema es más peliagudo y problemático, pues trata sobre la familia. El narrador y protagonista del cuento, de una manera que recuerda al P.K Dick más lastimero y oscuro, va relatando el cruel ocaso de su propia familia en dos planos, el real y el virtual. En la realidad, pues cada uno de sus miembros van siendo carcomidos por distintas enfermedades y desgracias, y en el mundo virtual, porque una vez muertos, el narrador-protagonista realiza duplicados digitales de cada miembro familiar para hacerlos vivir en un mundo virtual, con sus propias leyes físicas y temporales. El problema que se presenta hermana lo ético con lo económico: el costo para mantener a estos duplicados perfectos de los originales, es demasiado elevado para el padre de familia, el cual debe escoger entre seguir endeudándose con la compañía que realiza el servicio o lisa y llanamente eliminarlos, suprimir estos duplicados del mundo virtual. Veo en este cuento una metáfora bestial de la depredación que hacen las empresas con los grupos familiares, de qué manera van imponiendo sus condiciones por medio de contratos de opereta y cómo van minando la moral de manera lenta y venenosa. Para finalizar, esta pieza (una de las mejores de toda la antología) tiene una curiosa singularidad; se estructura con la forma de la metástasis, es decir, el narrador y lo que ocurre en el relato, comienzan a contaminarse con una realidad virtual que va mellando y socavando lo relatado, en un juego perverso donde la realidad es el órgano enfermo y lo virtual es el cáncer que comienza a expandirse y tejer sus hilos lentamente en lo real, hasta formar una amalgama de podredumbre y desesperación.

La vida que vendrá, de Álvaro Bisama, confirma de manera positiva el trabajo ficcional que ha venido haciendo el escritor porteño. El escenario de su relato es un extraño y futurista Santiago, en el cual los dos personajes se mueven por los barrios más históricos y nostálgicos para buscar un lugar donde vivir. Es un galpón abandonado, sinónimo en algún tiempo del progreso y de la industria, el lugar que finalmente eligen, decorándolo de manera kitsch y nostálgica. El cuento posee imágenes sugerentes y delicadas: “Entonces me detuve frente a ella. Detrás de mí explotaban galaxias y nacían en el aire. Nuestra casa, dije, es nuestra casa.”. Delicadeza que se va rompiendo en el sutil entramado que nos presenta el cuento, por intermedio de una lectura (re)torcida de un profeta ciego cuyo nombre desconocemos, y que finalmente termina obstaculizando en cierta manera la relación del narrador- el protagonista del relato- con su mujer conviviente, sugiriéndonos (¿tal vez?) que toda operación en la realidad siempre esconde el deseo o la saudade (nostalgia) por una mujer. El cuento, sin mayores aspavientos, acoge al lector en esa atmósfera parecida a un sueño de neón, y lentamente se va apagando, llenándonos de pequeños trazos bordados sobre su textura, hasta finalmente desvanecerse, dando la ilusión de que hemos estado frente a un espejismo que tenuemente va borrándose en el desierto.

Lazos de organdí, de Ángela González, de manera fragmentaria va hilando un relato donde se entremezcla una historia que a veces parece maternal, otras incestuosa y otras fantasmal. Una casa es el decorado central de la ficción, y la ambigüedad de la misma historia y de los personajes se agradece, pues de sus vacíos van surgiendo sombras e imágenes cargadas de poesía y de onirismo, las que sirven como contrapunto del relato, el cual se va depurando como un embudo y que termina finalmente, por medio de una epifanía, revelándonos qué era lo que estaba ocurriendo en esa casa y en sus alrededores.

La conquista mágica de América, de Jorge Baradit, sigue confirmando que el autor porteño se alza como una de las grandes voces del mundillo de ciencia-ficción en español. De Baradit nos puede molestar su personalidad egomaníaca y sus arrebatados e in/justificados delirios de grandeza, pero ha tenido la habilidad y la disciplina de generar un estilo y una manera de hacer ciencia ficción que ya muchos escritores cercanos a él desearían. La conquista mágica, plantea una relectura, no necesariamente de manera ucrónica, de una invasión europea a América no sustentada en fines económicos, sino que justificada en fines arcanos y esotéricos. Sectas extrañas de extraños ritos, vienen a buscar un secreto guardado en las entrañas de América, y para ello han utilizado como títeres a los soldados y reyes de toda Europa. Cortés aparece como monigote de la Corona, pero ésta misma a su vez es manipulada desde las sombras por magos y cabalistas que muy pocos conocen. El enfrentamiento entre dos mundos es planteado por Baradit como choque de fuerzas mágicas y culturales, en el cual la verdadera batalla se dará más por medio de plegarias, rezos y conjuros místicos, que por medio de las armas. Con una prosa brillante y depurada, de la misma línea de Ygdrasil, el autor sigue con su propuesta firme (más allá del ciberchamanismo y todos esos adjetivos que se le ha dado a su obra) de recrear una América, un Chile, por medio de sus mitos y sus culturas. No en vano podríamos decir que estamos ante un Tolkien de la ciencia-ficción.

El ciclista paralógico, de Sergio Gómez, nos adentra en un mundo medicinal del futuro donde los enfermos son activados y salvados gracias a un hombre en bicicleta. Lo que parece ser un mapa neuronal digital del enfermo, se metamorfosea en una larga carretera, donde el ciclista debe pedalear y ganar la carrera para que los impulsos nerviosos del convaleciente y comatoso enfermo se activen. El Dios Programador, como lo llama el protagonista del relato, parece ser el creador del mundo digital, y el principal dador de trabajo y de sustento económico para el ciclista: “Que nada me falte, que no me falte la confianza, que no me falte la fe en el Dios Programador” repite la salmodia el ciclista, elevando sus plegarias así al Santo Software que todo lo provee. Como en otros relatos de la antología, nuevamente aflora la cuestión ética entre sus líneas, esta vez el dilema de la eutanasia, en un paciente judío y senil que se debate entre la vida y la muerte. El relato, escrito de manera límpida y sencilla, compone una pieza exquisita del total de cuentos seleccionados, lo cual además me (nos) sugiere una perfecta adaptación al cortometraje animado, ya que su planteamiento y tratamiento calza como guante quirúrgico a mano de cineasta. Veremos si algún creador al leer el cuento se anima.

Santa Graciela, de Pancho Ortega, junto al relato de Tito Matamala que veremos más adelante, configuran el lado más abiertamente político de toda la antología. Temporalmente, la acción de Santa Graciela ocurre un par de años luego del Golpe de Estado, en una isla (islote pues casi no se aprecia en los mapas) donde un grupo de militares lleva a cabo una serie de interrogatorios y torturas en contra de comunistas rezagados, dejándonos un tufillo muy similar a lo que ocurrió en Villa Grimaldi y en otros centros de detención. Buscando paralelos en el cine, no podemos dejar de pensar en el cine de Romero y Argento, y a los contemporáneos Rodríguez y Tarantino. Los diálogos, propios de la tradición narrativa norteamericana, son secos y humorísticos, con personajes arquetípicos que recuerdan al viejo patrón de fundo, al militar cuadrado y agresivo, al soldado raso de buen corazón. La violencia del cuento, comienza ya a ser explícita desde las primeras páginas, sin dar concesiones al lector (en especial si es femenino, pero ya lo comprobará usted hipotético/a lector/a de la antología). La isla, que puede ser perfectamente apócrifa, se ve azotada por una monstruosidad, por una peste roja que en el fondo simboliza lo que representaba el comunismo en aquella época: siniestros marxistas come niños, arrasadores de campos y de empresas. La isla ya no como utopía, sino como distopía, como agujero negro lleno de podredumbre. No ahondaremos más en detalles, pues la sorpresa y lo inusitado es lo que le da la fuerza vital al relato.

Con el Monstruo del pozo, de Francisca Solar, cerramos la primera parte de esta revisión. Escrito con una prosa sobria (pero no elegante) nos encontramos con un cuento bien armado y que además funciona a la perfección. Que funcione bien, que esté escrito en unas cuantas páginas, es sinónimo de buen manejo de la pluma, pero no de maestría. No hay una apuesta ni un riesgo evidente; simplemente se nos narra una historia de manera esquemática y pobre, que recuerda a estos libracos que publicaba la serie X-Files, o para los más entendidos, similares a los módulos de juegos de rol que aparecían por decenas en revistas españolas ochenteras. Ciertamente la literatura de Solar está enfocada a las masas, lo cual se agradece, pues permite que un empantanado mercado editorial chileno se desarrolle y permita la apertura de una literatura más osada y experimental.
(Segunda parte, lista para antes del 2008)

viernes, 21 de diciembre de 2007

Soundtrack ya está a la descarga!!!



1.- The Beatles - Helter Skelter
2.- Lujuria - Las orgías de Ramsés el grande
3.- The Police - So Lonely
4.- Dina Gómez - La puerta de atrás
5.- Metropolitan Jazz Affair- Find a way
6.- Aviador Dro- Anarquía en el planeta
7.- Mägo de Oz- Voy a salir (ranxeira)
8.- Alaska - El hospital
9.- Nat King Cole- Perfidia
10.- Iron Maiden- Die with your boots on
11.- Metronome - Planet
12.- The Pogues - The irish rover
13.- Air- Empty house
14.- Julio Sosa- Uno
15.- Joaquín Sabina- 19 días y 500 noches
16.- Virgo - Fiction

sábado, 8 de diciembre de 2007

Los hermanos

Los hermanos Machado, los hermanos Strugatski, los hermanos Seljan, los hermanos Coen, los hermanos Herrera, los hermanos Korioto, los hermanos Lamborghini, los hermanos Carrera, los hermanos Washowski, los hermanos Tang, los hermanos Soto, los hermanos Rumel, los hermanos Gaete, los hermanos Kamarazov, los hermanos Grimm, los hermanos Rivas-Lucifer, los hermanos Marx, los hermanos de Torres, los hermanos Chang, los hermanos Chancho en Piedra, los hermanos Cavalera, los hermanos Lumiere, los hermanos Delano.


Hermanas, no.





Caín y Abel.

PS: Quiero que Rivas-Lucifer me regale una polera con un stencil de Los Hermanos Macana, se lo agradecería de por vida.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Blade Brunner, la novela

Debido a la gran cantidad de cables que se me cruzaron en el último post de
Blade Brunner en mi blog digresivo, prepararé una novela en donde aparecerán todos los "mostros" que aparecen en el citado post. El financiamiento veremos cómo se hace, pero no será nada pretencioso, alguna edición casera que se podría pagar armando una completada o un carrete comercial en la casa de Brunner. Si alguna alma caritativa se le ocurre algo, pues que deje un comment.

Saludos.

La Dueña de CASA (a.k.a) Pabla Rumaela