domingo, 9 de marzo de 2008

Una niña hermosa.

Es que no me tienen paciencia,
le dijo el chavo al diablo,
y el diablo se serenó,
lo perdonó.
Porque hasta el diablo sabe
que es de sabios aprender
a detenerse.

Una vez iba en auto
a todo dar por la carretera
y me dio un súbito pánico
al ver que una niña se atravesaba
por la carretera, de noche.
Como un impulso natural, paré en seco,
lo más rápido que pude
y como alcancé a pararme, la niña
seguía intacta, y yo tuve la posibilidad
de verla viva,
quizás la niña más hermosa
que yo haya visto
en mi apurada vida.

1 comentario:

Pablo Rumel Espinoza dijo...

Las manos brillaron en el manubrio.

Sus ojos el triple.-