jueves, 20 de marzo de 2008

Caballos.


Para Alex.



Viajé a Seattle.
Aposté a ganador.

Al caballo que más
me gustaba.

Me gustaba
su nombre,
conocía al jinete.

El caballo se llamaba
God,
el altavoz gritaba de uno a otro
costado del estadio:

"God is nowhere,
God is now here".

Mi hermana pequeña
escuchaba en el walkman
(que en ese entonces ya era anticuado)...

Escuchaba: Do you need
a woman to look after you?

Y todo era tan ruidoso
y fuerte
como una montaña rusa,
de lado a lado, arribabajo...

Chill or Thrill gritó la puta
en medio de la meta
y tuvieron que parar, porque sino
habríamos visto el cuerpo
del misterio
despedazado en medio del final.

¿Qué hacía esa mujer ahí?
¿Que hacía una prostituta amenazando
borracha a los caballos de un hipódromo?

Pregunté
pero nadie sabía.

Todo tan absurdo, un absurdo
que yo y mi hermana fuimos conociendo
en la búsqueda en los diarios
de alguna noticia al respecto.
Conociendo esta locura
en busca del misterio.

Pero ni siquiera God,
tan buen caballo,
podía ganar en esas circunstancias.

2 comentarios:

Alex dijo...

De seguro que era la señorita Tinajero haciendo de las suyas.

Al final las carreras nunca se terminan.
Hay que apostar a todos los caballos, como sentía Bolaño, que leyo a Pascal.
Saludos

Alex dijo...

Vos también sos un grande Maori.