miércoles, 26 de marzo de 2008

los viejóvenes

Durante el transcurso de unos buenos meses
El viejo Rumel, sagradamente todos los Viernes
Iba por mí a la Fundación Las Rosas.
Hacíamos lo de siempre, ir a Plaza de armas,
Supuestamente para hablar sobre la posible edición
De un libro fantasmagórico escrito en hebreo por él.
Luego me prohibieron su visita.
De vez en cuando extraño ese paseo,
Buscar disimuladamente algún calzoncito de colegiala,
Servir de escondite para los mecheros,
Insultar a los peruanos y cortejar a las cholitas.
Era entretenido esconderle la bolsa con miguitas de pan
Al viejo Rumel.
Como también hacer esos llamados bomba.

8 comentarios:

Cabro Gamarra dijo...

Mono conchatumadre.

Pablo Derrivá Luzeros dijo...

jajaja

Cabro Gamarra dijo...

Lucerito, róbese las claves e invíteme.

V dijo...

Traidor y la conchetumare!!!!!

Pablo Rumel Espinoza dijo...

Cuando yo sea un vejete, y ud rivas esté en su sexta reencarnación, lléveme unos cabros chicos revoltosos como V y Cabro Gamarra. Le estaré agradecido.-

^^

Cabro Gamarra dijo...

Técnicamente, vosotros habeís sido los desleales.

Alex dijo...

Los tecnicismos son una mierda

Cabro Gamarra dijo...

Mono conchatumadre.