viernes, 25 de abril de 2008

la rutina más vieja del mundo

La matan porque es la forma de subsistir. Pero también la matan porque es sano. Lo que es sano es bueno lo que es bueno es mejor lo que es mejor es un placer. Entonces la matan por placer. Como cuando se mata una vaca para comerse un buen bistec. O como cuando se mata un insecto para oír como cruje. Así nomás la matan. Sin armas y sin estrategias, tampoco con rabia y desesperación. Una sola patada en la cabeza, contra el asfalto, para que se reviente. Una patada precisa, perfecta, limpia. Y nada más. Después matan a otro. Y después a otra y quizás otro más. El placer es adictivo e incomensurable. Después se transforma en mecánica. La mecánica en rutina. Como cuando se matan cientos de vacas para comerse cientos de bistec al año. O como cuando se matan cientos de insectos para verlos apilarse. Entonces la matan porque simplemente había que matarla. Quizás a los demás también los matan porque había que matarlos. A escobazos o pedradas, sin levantar sus restos, y la carne se pudre y se vuelve huesos. Y con esos huesos siguen matando. Así nomás matan. Y con muchos huesos confeccionan armas. Armas cada vez más elaboradas. Y con esas armas matan después, hasta que no queda nadie más que los asesinos, aquellos que matan, quienes se reproducen entre ellos para poder seguir matando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se las mandó con esto señor.

El arte, la mecanica y la dicción.

Pablo Rumel Espinoza dijo...

Como círculos concéntricos hasta el infinito.

Salud!